A DÓNDE VAN A IR SI LES CORTAMOS TODOS
LOS CAMINOS
1. La Unión Europea está practicando la
deportación masiva de los no invitados: “Todos los migrantes irregulares serán
devueltos a Turquía”. Así, abriendo las compuertas a una incalculable tragedia
humana, los gobiernos de derecha de los Veintiocho de la UE imponen sus
actitudes miedosas, rácanas y deshumanizadas. Sin mostrar ninguna buena
voluntad y ninguna imaginación, y después de aplastar y humillar a Grecia, lo
único que se les ocurre es cerrar las puertas, fortificar las alambradas y,
finalmente, deportar masivamente a los que piden refugio. Y los envían a
Turquía, a un país que tampoco los quiere, que tiene un gobierno represivo, que
ha despedido a 2.000 periodistas en los dos últimos años, y que ha castigado a
3.000 profesionales por expresarse libremente (una represión, por cierto, no
comentada en los medios españoles).
Estamos asistiendo a la barbarie de una
UE que vende afganos y sirios a Turquía. Y de una Turquía que los está
arrojando a su vez de su territorio. Así, los políticos de la derecha europea
convierten la petición de auxilio de los migrantes en caminos de angustia y
muerte. El “gran plan” de Europa consiste en alejar a los que piden auxilio,
para que no les veamos mal vivir o morir. Es la quiebra de los principios y
leyes más básicas de la construcción europea. Acusemos a la UE de denegación de
auxilio.
2. Celebramos el 8 y 9 de abril el XXIV
Foro Religioso Popular en Vitoria-Gasteiz, esta vez sobre los lenguajes que
construyen o deconstruyen la humanidad. Una primera característica de un
lenguaje constructivo tiene que ser desvelar la realidad, no encubrirla; tratar
de nombrar las cosas como son y devolvernos la verdad de las palabras. En esta
línea, a los que no tienen refugio, no les llamemos refugiados, llamémoslos
rechazados, despreciados, maltratados, expulsados. Y nombremos al Tratado con
un título que le corresponde: “Los gobiernos europeos contra los migrantes”.
Y los medios de comunicación pongan un titular más verdadero: “Los ‘cultos
demócratas’ de la derecha europea alejan la ‘peste’ hacia un país de democracia
menor que oficiará de carcelero”.
Asimismo, dejemos de hablar de Europa
como lugar civilizado ejemplar, porque se está negando a sí misma
como lugar humanitario. Y hablemos de cómo del sueño de la Unidad Europea solo
va quedando una unión de mercaderes diseñada para que los ricos tengan cada vez
más ventajas.
3. Exijamos a los gobiernos que imaginen
soluciones humanitarias — No hay soluciones fáciles, pero lo
mínimo esperable es que se faciliten caminos, estancias y salidas dignas, que
se imagine algo pensando en el sufrimiento de la gente; que el movimiento no
sea el cobarde de cerrar los ojos, encerrarse en una fortaleza y alejar a los
problemáticos enviándoles a un país inviable.
No ha negociado seriamente Europa, no ha
intentado de verdad vías de solución. Ha abandonado a los migrantes en campos
de concentración miserables donde solo las ONG se ocupan de ellos. La UE
recibió en 2012 el Nobel de la Paz por contribución a “la reconciliación, la
democracia y los derechos humanos”. Cuatro años después la UE entierra
esos valores.
Con su renuncia a mirar las necesidades
de los pobres, la UE amenaza con ruina a su propio edifico. Son despreciables
las mafias que se aprovechan del dolor de la gente que huye de la guerra, pero
también son despreciables los gobernantes sin entrañas. Tenemos el deber de
echarlos de los puestos de responsabilidad en la política para dar oportunidad
a una política con rostro humano.
4. Tengamos ojos para mirar dónde están
las actuales procesiones de dolientes — En Semana Santa se sacaron a las calles
viejos Cristos de madera ensangrentados. Hubiera sido un testimonio auténticamente
cristiano mostrar también otras imágenes de las actuales procesiones de
dolientes. ¿Por qué no sacar las imágenes de los niños que mueren en el
mar y el lodo? ¿O la fotografía desgarrada de la niña tras alambradas gritando:
“¡Déjennos entrar!” ¿Y, por qué no, imágenes de las lágrimas de madres
desahuciadas, tiradas con sus hijos a la calle?
Quienes ahora mismo están atravesados
por lanzas de dolor son las gentes despreciadas y expulsadas, a las que les han
cortado todos los caminos. Incorporar en nuestras vidas el dinamismo de eso que
los primeros cristianos llamaron “resurrección de Jesús” significa procurar que
haya más vida donde ésta fallece, significa dar buenas noticias a los pobres,
liberar a los cautivos y oprimidos. El corazón de Dios vive en el corazón de la
gente acogedora que toma a los dolientes en sus brazos y se empeña en bajarlos
de la cruz.
5. La gente de a pie no podemos
cansarnos de abrir caminos de acogida y vida — “¡Asilo, no deportación”!, grita la sociedad conmovida, aunque los
oídos ultraliberales de los mandatarios europeos no escuchan. Pero en
contraposición a los gobiernos, que no se toman en serio las tragedias
humanas, hay ayuntamientos que tienen previstos espacios para los que vienen. Y
hay ONG que se oponen a las medidas del Tratado, incluidas las
institucionalistas ACNUR y UNICEF. Y hay un inmenso caudal solidario de
voluntarios, hay redes de las fuerzas vivas que se ponen en movimiento. Hay
pueblos contestatarios y solidarios que se convierten en nodos de resistencia.
La gente de la calle debemos construir
caminos, construir la esperanza. Hay esperanza porque la conciencia de los
pueblos crece. Porque en las orillas del mar y en las fronteras hay brazos que
se extienden hacia los recién llegados. Porque son muchos los que les hacen
llegar palabras y gestos de amor. Y son muchos los compasivos que utilizan un
nuevo lenguaje revolucionario y caminan a Otro Mundo donde quepamos
todos. Porque lo necesitamos y es posible. Como necesitamos Estados decentes.
FORO ERLIJIOSO
HERRITARRA